Ciclo de Saturno y Plutón 1982-2020. De los JJOO a los dos últimos atacires.

[Tito Maciá]

El día 8 de diciembre de 1982, cuando algunos astrólogos vaticinaron una catástrofe mundial, no ocurrió nada extraordinario en ese día.  Saturno y Plutón formaban conjunción en el grado 27 de Libra, dando así comienzo a un nuevo ciclo que finaliza su recorrido el 17 de enero de 2020, formando un circuito de 37 años poco más o menos y creando de este modo un reloj que se mueve 1 grado cada 38 días.

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-Esto de la influencia de los ciclos pienso que resulta difícil de comprender y para tratar de hacerlo comprensible imagino que un ciclo compuesto por dos planetas, es como un autobús con dos conductores que se van alternando al volante durante el viaje, en este caso un “viaje en el tiempo”. Eso es un ciclo, y al igual que los autobuses de línea, tienen un recorrido y unas “paradas” donde suben y bajan pasajeros.

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¿Cómo se sabe si un autobús tiene paradas en lugar?  -Por el techado que hay al lado de la carretera y los carteles que así lo indican. Los ciclos igualmente tienen sus “paradas y fonda” en su trayecto y para señalarlo están los “planetas angulares” que son los señaladores de que en un lugar, el ciclo, de manera semejante a un autobús, tiene parada donde suben y bajan los pasajeros al Bus.

En la carta del cielo del ciclo Saturno y Plutón  de 1982-2020, uno de los lugares del mundo donde la misma conjunción era angular en el Ascendente es en Barcelona, donde la conjunción se localiza muy cerca del Ascendente en la Casa I, y también está la conjunción del Sol y Venus al lado de Júpiter, el planeta de la prosperidad.

“Barcelona ponte guapa” ese fue el slogan que se podía leer por todas partes al principio del ciclo.

Donde hoy hay esteladas, en esos años había carteles de “Barcelona ponte guapa”. Y Barcelona se embelleció en esos primeros años del ciclo, donde la influencia de Saturno, que se relaciona con derrumbe y derribos, añadida a la influencia de Plutón destructora regeneradora, trasformó un Barcelona viejo lleno de mierda y olor a orín en una capital modelo.

Los años de Maragall y de las Olimpiadas de Barcelona significaron una profunda remodelación de la Ciudad Condal, nadie que no lo haya vivido se lo puede imaginar; barrios de calles oscuras, estrechas y casas cochambrosas se derribaron y se construyeron cientos de viviendas sociales donde estaba el viejo barrio chino minado de prostitución, el cambio fue brutal y total, y nunca más el Barcelona viejo fue lo que era antes de comenzar el ciclo.

Prueba de que Barcelona “se subió” a este ciclo la tenemos calculando los atacires para el día del inicio de la Olimpiadas de Barcelona, un evento descomunal que cambió todo lo que había que cambiar para dejar un Barcelona como una capital cosmopolita de primera magnitud, un “subidón” espectacular para los catalanes y en especial para los barceloneses.

Cuando el atacir de la conjunción de Saturno y Plutón, que dan vida al ciclo y arrastran su significado desde la Casa I de Barcelona, llegó al ángulo del Bajocielo y además la conjunción del Sol y Venus  andaban por la Casa IV, el escenario de la ciudad en sí misma, Barcelona estaba bella y preparada para recibir los JJOO del 92.

Un “subidón” extraordinario, subió la autoestima de los catalanes enormemente, entre otras cosas porque recibieron el apoyo incondicional del resto de España.

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-No se me va a ocurrir contar como se sentían los catalanes antes del 92, pero después de los JJOO se sintieron como el que va subido en un buen coche reluciente y mira a los demás como si fueran pobres. 

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Esa es una de las cosas que suelen ocurrir cuando vas subido en el autobús de Saturno y Plutón, dos poderosos donde los haya. En ese mismo autobús, pero en un ciclo anterior, andaban subidos los que organizaron los JJOO de 1936 en Alemania, y también se les subió la autoestima un montón.

No voy a cansar al lector sobre el desarrollo del viaje del 36 en Alemania, ni tampoco voy a hablar sobre lo acontecido en Barcelona y por extensión en Cataluña a lo largo del viaje de este ciclo, porque eso lo hemos podido conocer por la prensa de estos años, y no forma parte de mi trabajo deformar más las noticias, mi quehacer de astrólogo es levantar la cabeza y mirar adelante. Pero eso sí, hay que saber el “pelaje” de estos conductores, los caminos que eligen y el modo que llevan a sus pasajeros, algo que el lector inteligente ya habrá notado.

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Ya estamos llegando al final del ciclo, en enero del 2020 comienza un nuevo viaje, ahora, octubre de 2019 apenas le quedan un par de atacires al ciclo, estamos en los tiempos de escenificación final del ciclo, los dos últimos atacires.

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El penúltimo atacir del ciclo calculado para Barcelona, es la llegada de la misma conjunción al Ascendente, y eso es algo que está ocurriendo ya, coincidiendo con la sentencia del juicio sobre “proces”, todo un movimiento social bien conocido por todos.

Dice la única regla de interpretación de los atacires; “los planetas escenifican su influencia cuando por atacir llegan al Ascendente” Y estos días de octubre del 2019, el atacir de la conjunción de Saturno y Plutón llegan al Ascendente de Barcelona, así que ahora le vamos a ver el “pelaje” a la influencia de estos dos “malajes”. No ha ocurrido aún, pero no hace falta ser adivino para imaginar la reacción social que va a haber en estos días en Barcelona coincidiendo con el paso de los “malajes” por el Ascendente.

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Estos planetas son maléficos y eso quiere decir que viajar con ellos es asegurarse un viaje penoso lleno de zozobra y sufrimiento. Usaron este mismo vehículo en otro viaje los alemanes del 36, y también se subieron a este mismo ciclo los argentinos en el 49 y aún no se han podido bajar.

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Aún queda el último atacir; una vez aflore toda la amargura propia del ciclo, el atacir de Venus llegará hasta el lugar del Sol, lo que da para imaginar que después del tremendo barullo que se va a formar en Barcelona, de un modo u otro vendrá la paz, si o sí.

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Y luego Parada y Fonda en enero del 2020. Pasajeros suban estrujen y bajen, final de ciclo, comenzamos un nuevo viaje. Y eso es cosa de otro trabajo, ahora toca barullo y luego la paz, y se acabó el ciclo.