Astrología una manera distinta de percibir la realidad

Las duodenarias o dodecatemorias, Vladimir Gorbatzevich, la Luna y la alimentación

Una de las razones por la que me veo inmerso en un trabajo de estas características es a causa de mi encuentro con Vladimir Gorvachevich, profesor de matemáticas de la Universidad de Moscú y uno de los astrólogos mas valorados de Rusia, quién en el último encuentro del Congreso Simbología y Astrología de Urania, recorriendo el Volga, desarrolló un trabajo que luego ha publicado, titulado Astrodietología.
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Es un trabajo muy curioso e interesante basado en la posición de la Luna en las diferentes zonas del zodíaco y su relación con otros planetas. Me llamó mucho la atención que fijándose en mi carta del cielo de nacimiento, por la posición de la Luna en Leo, en la duodenaria de Virgo formando aspecto de trígono con Mercurio, me dijera que mi plato favorito es el arroz con gambas, algo que no podría saber de ninguna de las maneras y que es absolutamente cierto, no hay plato que más me guste que el arroz con gambas.
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Para Vladimir la Astrología permite describir cualquier proceso, cualquier sistema. Los sistemas pueden ser de lo más variados; el ser humano y su organismo, un grupo social determinado, el Estado y muchos más. Los procesos pueden ser igualmente muy diversos, comunicación, amor, alimentación, destrucción etc. La Astrología es absolutamente válida para estudiar el proceso de la alimentación humana.
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Vladimir abre un camino en este campo y nos introduce en lo que actualmente se denomina trofología. (Conocimiento de la alimentación) En su trabajo dedica la atención especialmente a la Luna pues este es el cuerpo celeste que mayor relación tiene con la alimentación. El signo que la Luna ocupa así como el decanato, el término y la duodenaria, puede dar una descripción bastante precisa del estereotipo conformado a causa del proceso de alimentación de un adulto.

Examina los aspectos que forma la Luna, con qué planetas y también recurre a la información que extrae de la cúspide la Casa IV y de los planetas allí ubicados así como de su regente. Al igual que el resto de los astróiilogos tradicionales opina que la Luna tiene que ver con el modo de usar los alimentos, con los alimentos preferidos por la persona y con la actitud que muestra cada persona hacia la comida, como proceso único.
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Las duodenarias de los signos le sirven como cajoneras donde situar cada uno de los alimentos. Las duodenarias son divisiones de 12 partes de cada signo zodiacal.

Por ejemplo, en el signo de Cáncer sitúa todos los alimentos lácteos y en la duodenaria de Capricornio, por relacionarse con alimentos sólidos, asigna los alimentos lácteos en su forma sólida, como son algunos quesos, en la de Acuario encasilla a los lácteos congelados, como son los helados y en la Piscis sitúa el Kéfir. Estas manera de catalogar alimentos genera 144 variantes a las que además se le pueden agregar matices.
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Por otro lado considera el signo apuesto a la Luna, pues son muy útiles para intervenir cuando existan desequilibrios de alimentación. Propone que para tratar los desequilibrios nutricionales hay que actuar con arreglo a las propiedades del signo opuesto al que se ubica la Luna. Es un método muy sencillo de regulación y puede considerarse similar a uno de los métodos de tratamiento homeopático.
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Como ejemplo dice: “Supongamos que la Luna se ubica en el signo de Aries y la persona no ha equilibrado su alimentación porque come muy deprisa y toma demasiado picante o comidas estimulantes. En este caso conviene que coma más dulce o servirle platos que combinen dos alimentos.” Como pueden ser tomates con pepinos o couscous con salsa de pasas.
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A partir de aquí se inicia un trabajo que nos lleva al reencuentro con la trofoterápia y la calobiótica.

Dice Vladimir:
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Si nos proponemos regular el proceso de alimentación usando la situación de la Luna en el signo (zodiacal), hemos de actuar directamente: describir justamente las particularidades del propio signo de la Luna (no hacerlo indirectamente a través del planeta que rige el signo y la Luna). En este caso los signos son primarios, y los planetas secundarios.
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El método regulador descrito en mi libro no se basa en los planetas como tales, sino en el signo de la Luna y en el signo de su regente. Los planetas son usados sólo como una herramienta auxiliar para formular el método regulador de la alimentación.
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Los planetas tienen un número finito (nada más que 10, hasta ahora), o sea que es una multitud discreta. No puedes tomar un poco de la Luna y un poco de Mercurio para sumarlos (al menos, en los marcos de la Astrología clásica). Mientras que la variedad de los alimentos es continua e ininterrumpida, puedes modificarlos incesantemente, combinarlos en cualesquiera proporciones. Por lo tanto, para describir esta multitud continua hay que usar algo continuo e ininterrumpido, tomado del lenguaje astrológico. Son justamente los signos los que sirven para ello, porque son tramos de la división del Zodiaco continuo e ininterrumpido.
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La distribución en dodecatemorias y partes aún menores, si queremos usarla, en el fondo se basa justamente en los signos, no en los planetas que son sus regentes.
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Cada alimento contiene múltiples vitaminas y substancias químicas, por lo tanto resulta difícil atribuir al alimento la influencia de un solo planeta. Mientras que el signo es continuo, en su interior tiene dodecatemorias y partes aún menores que puede regir cualquier planeta. Puedes encontrar el segmento del signo en el que se mezclan en cualquier proporción las influencias de todos los planetas.
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Tomando en consideración todas estas razones, al redactar el libro escogí como base, tras unas reflexiones muy largas, justamente los signos y no los planetas (ni tampoco las familias de objetos que les resultan similares: vitaminas, substancias químicas, etc.). En particular, resulta especialmente importante aclarar -en un principio y de una manera muy detallada- el tema de los elementos (principios básicos: agua, fuego, aire y tierra) y el de las cruces del Zodiaco.
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Tal vez resulte más cómodo usar, en vez de las cruces, las tres zonas del zodiaco (cuatro signos seguidos en cada una). Quizás, efectivamente sea útil recurrir a conceptos como sattva, tamas, rajas; sólo que se tendría que traducirlos al lenguaje que resulte comprensible para las personas modernas comunes y corrientes. No dispongo para ello de conocimientos tan amplios sobre los alimentos, como los tienes tú. Tus notas tan interesantes sobre la Luna y el calcio sólo han confirmado esta opinión que tengo.
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El ejemplo de la Luna en Cáncer. Me parece oportuno que se describan justamente las peculiaridades del signo de Cáncer. Y calcio es sencillamente una información auxiliar que permite concretar esta descripción en algunas líneas.