Astrología una manera distinta de percibir la realidad
Psicología del astrólogo.
“-A este respecto ya disponemos de alguna información puesto que los astrólogos figuran en una clasificación psicológica del test de Azondi. Figuran en ella junto a los mitólogos, los psicólogos, los psiquiatras, los grafólogos, los arqueólogos, y este grupo de profesionales está relacionado con las tendencias llamadas “paranoides”, en las cuales la necesidad impulsora dominante tiene que ver con una inflación psiquica, una dilatación del yo, una necesidad de darse importancia.
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En realidad el hecho de “adivinar el futuro”, de percibir ciertos misterios de la naturaleza humana, les pone seguramente en posición de superioridad, particularmente al astrólogo profesional que bastante a menudo tiene ante sí a un cliente preocupado, inquieto, angustiado, por esa misma inferioridad.
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En algunos astrólogos esto llega a ser un “complejo de Dios Padre”: a fuerza de identificarse con el destino de otro una vez que ha captado o creído captar sus mecanismos profundos, el astrólogo tiene la impresión de ser el autor de tal destino, del cual es sólo testigo, el anunciador, pero no el autor. Se siente en cierto modo dentro del secreto de los dioses, sentado en la misma mesa y distribuyendo felicidad y desgracia en el Consejo de los privilegiados. En una palabra, se siente oscuramente investido de un poder oculto, como si hiciera el destino del consultante. Esta tendencia es seguramente discreta y generalmente no atraviesa el umbral de la conciencia, pero se la puede discernir en el modo como el astrólogo expresa su interpretación; se nota que “impone” el destino a otro más que descifrarlo; el matiz se capta.
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Por lo demás no es el único, pues que el hecho de penetrar en la intimidad de otro produce una sensación semejante: El cliente reacciona por otra parte inconscientemente como si su astrólogo fuera el autor de su destino: si anuncia buenas cosas, se le considera una persona de bien. Si prevé malos acontecimientos; se le critica y desprecia, como si fuera, no simplemente un intérprete injusto o infiel, sino un agente del Mal.
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Pero esto no justifica completamente la atracción que ejerce las Astrología sobre el astrólogo. La tendencia paranoide implica igualmente una disposición para interpretar, establecer relaciones, lazos y correlaciones en los hechos, situaciones o móviles diferentes. La Astrología es un terreno soñado para interpretar; es la doctrina de las signaturas, según las cuales cada cosa parece indicar otra, en virtud de una secreta correspondencia.
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Existe una manía verdadera en algunos astrólogos, de ver signos en todas partes. Pero seguramente es en eso –cuando la tendencia es bien fuerte y no viciada como en el paranoico que interpreta de un modo falso y sistematico la realidad-, es ahí, decimos nosotros, donde el astrólogo puede encontrar su poder y su eficacia, al igual que la psicología que, con indicios sutiles y mútiples, teje la red que conduce al conocimiento de las determinaciones psicológicas profundas.
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En esta tendencia paranoide (señalada por Urano) la que conduce mayor número de espíritus a la Astrología. Corresponde a personas con caracteres originales, a veces incluso excéntricos, independientes, no siempre muy adaptados, pero firmes en sus supresiones (hay muchos célibes); estos rasgos de carácter se encuentran claramente en muchos astrólogos.
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Seguramente otras motivaciones psicológicas llevan a la vocación astrológica. Señalemos especialmente cierta mentalidad magista que da un sentimiento de “participación” y de comunión del ser con el medio ambiente. Los seres que viven es este nivel psicológico sienten o perciben más o menos oscuramente, como los poetas, las secretas correspondencias que tejen la red de las relaciones vivientes entre las cosas y las personas, entre el hombre y el universo.
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Se puede evidentemente criticar una vocación científica fundada sobre una mentalidad magista por la cual se reconocen tambien los soñadores, los infantiles y los inquietos; pero la Astrología no es el único conocimiento que se beneficia de tal disposición interior. Por lo demás el escepticismo de algunos racionalistas sistemáticamente hostiles a la Astrología no se funda con frecuencia más que en una disposición psíquica opuesta: une especie de “esquizoidia seca” que aísla afectivamente al ser de todo el universo.”
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-Esto es lo que escribía –André Barbault, en uno de los muchos capítulos interesantes que se pueden leer en su excelente libro titulado “En defensa e ilustración de la Astrología” editado en el año 1965 por Editorial Iberia, de la calle de Muntaner 180 de Barcelona. Es un libro que está agotado hace años y que no creo que nadie vuelva a editarlo, por eso he creído conveniente extraer algunos párrafos que considero de interés en nuestros días..
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