Astrología una manera distinta de percibir la realidad
Siempre que viajo y visito lugares emblemáticos o museos interesantes aprovecho para investigar sobre los vestigios astrológicos que pueda hallar, y en esta ocasión, en la Galería Tretiakov de Moscú he localizado un vestigio fenomenal, extraordinario, perfecto para mi trabajo. En mi viaje del año 2015, entre otros lugares importantes y espectaculares de la capital rusa, visité ese extraordinario museo.
No era la primera vez que lo visitaba, estuve en este lugar un par de veces en ocasiones anteriores, pero no presté la debida atención.
En esta ocasión me detuve delante de un cuadro de contenido religioso, como tantos cuadros de ese mismo museo.
Este cuadro de la Iglesia ortodoxa rusa me recordaba un viejo dibujo del siglo XVI del padre jesuita Nicolás de Causino de un libro del astrólogo Galluci, donde se representa la casa de Dios sobre las esferas celestes y los ángeles.
En el cuadro ruso también se representa la Casa de Dios, en ese cuadro del museo ruso está la representación ortodoxa de la Casa de Dios con sus coros y sus ángeles, las esferas celestes y el mundo humano con el infierno a sus pies.
Y ese mismo cuadro ruso también me recordaba la representación del cielo y los infiernos de Dante, en la que igualmente están representados las esferas celestes y los planetas que circulan por ellas.
En el libro de Juan Pablo Galucio, más conocido como Galluci, uno de los mejores astrólogos del siglo XVII, que nos dejó una extensa obra escrita en castellano en un libro titulado “El teatro del mundo y del tiempo”, nos presenta el dibujo realizado o dirigido por el reverendo Nicolás Causino, un jesuita que fue el confesor del rey Luis XIII de Francia en los años en que el Cardenal Richelieu y su astrólogo Morín de Villefranche se paseaban por los mismos lugares de París.
En este dibujo del padre jesuita, está representada la concepción de la casa Dios. En la parte superior y central del cuadro, como no podría ser de otra manera, está dibujada la imagen de Dios Padre con rostro triforme, sentado en un trono rodeado de ángeles sobre el respaldo, que son la representación de los serafines. La imagen de Dios sentado en un trono tiene su origen en los textos bíblicos, en la visión que tuvo Isaías:
Isaías 6.1 “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
6.2 Por encima de él había serafines, cada uno tenía seis alas; con dos cubrían su rostro, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.”
Por eso en esta representación de Nicolás Causino se presenta a Dios sentado en su trono y se dibujan los ángeles sobre el trono.
En ambos lados superiores se dibujan dos grupos de ángeles que son una representación de los querubines, los guardianes de la luz y de las estrellas.
La presencia del ángel es la forma que tiene Dios de transmitir sus órdenes y sus mensajes a los humanos, y la descripción en la Biblia de su presencia a veces es sorprendente.
Ezequiel10. 14. Y cada uno tenía cuatro caras. La primera era rostro de querubín, las segunda de hombre, la tercera cara de león; la cuarta cara de águila.”
Esta es la enigmática forma de los querubines, que en la jerarquía celeste pertenecen al orden superior que se sientan inmediatamente al lado de Dios y se caracterizan por ser una de las conexiones más importantes entre Dios y los humanos.
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En el Corán, en la Azora XXXV, también se expone el tema de los ángeles y sus alas. 35.1 Los ángeles. …….”Toma por mensajeros a los ángeles que tienen dos, tres o cuatro pares de alas………”
Así nace el concepto de la cuaternidad o los cuatro arcángeles, los ángeles superiores que representan los cuatro elementos astrológicos, las cuatro fuerzas primordiales que se van integrando entre sí hasta formar en nosotros un entramando vital que une lo celeste, lo divino, con lo humano. Los cuatro elementos adoptan la forma de cuatro arcángeles de la tradición; Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel.
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-Regresamos al cuadro del dibujo de reverendo Causino. De manera semejante al tablero ruso, se pueden observar un par de ángeles de cabeza con cuatro alas a cada lado de brazo del trono de Dios. A la izquierda de Dios padre que aparece con el rostro triforme, se dibuja a Jesucristo, mientras que a su derecha están San José con la varita de olivo y la Virgen María. La representación de los jesuitas difiere de la ortodoxa rusa pues integran a la mujer en la religión a través de la Virgen María
En segundo lugar, ocupando un plano lateral, están los “tronos” representados por veinticuatro ancianos vestidos de blanco llevando coronas de oro.
En la parte inferior de este fragmento del dibujo de padre jesuita, están representados los personajes que integran la segunda jerarquía celestial; Nominaciones, Virtudes y Potestades. Éstos últimos son los encargados de dar el día y la hora del nacimiento y de la muerte.
En la parte inferior del cuadro, debajo de todos los personajes celestiales, se dibuja la esfera celeste comenzando en la parte superior por los doce signos zodiacales, en la que se representa las esferas de los planetas, las estrellas, los ángeles y los signos zodiacales.
Debajo de la esfera donde están dibujados los doce signos zodiacales está la esfera de las estrellas fijas. –Parece claro que tanto Galluci como Nicolás Causino, siguiendo la explicación de Abraham Zacuto, separan la esfera de las estrellas fijas, de la esfera de los signos zodiacales, diferenciado ambas esferas de un modo claro, para evitarse la confusión de los indios y su ayanamsa y no perderse en la astrología sidérea.
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La esfera más elevada es la de los signos, luego viene la esfera de las estrellas fijas y a continuación, en la parte inferior de la esfera de las estrellas aparece la esfera de Saturno. En la parte izquierda del circuito de la esfera, hay dibujado un ángel que lleva una estrella en su mano, mientras que en la parte derecha de la esfera se observa un dibujo que representa claramente a Saturno con el símbolo astrológico del planeta que lo identifica.
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En la esfera inmediatamente inferior se observa en la parte izquierda otro ángel que lleva en su mano una estrella y al lado derecho de la esfera está dibujado Júpiter, llevando en sus manos unos rayos y el símbolo del planeta que también lo identifica.
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De igual manera el resto de las esferas van asociando a un ángel que lleva una estrella en la mano con cada uno de los planetas incluyendo al Sol y la Luna. Quedando dibujado un cielo con las esferas por la cuales “ruedan” cada uno de los planetas.
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La primera esfera celeste donde hay un primer ángel con su estrella en la mano, está relacionada con la Luna, la segunda con Mercurio, la tercera con Venus, la cuarta con el Sol, la quinta con Marte, la sexta con Júpiter, la séptima con Saturno, la octava esfera es la de la estrellas fijas y la novena esfera es la de los signos zodiacales. Todas ellas situadas por debajo de la casa de Dios.
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Esta lámina dibujada por el jesuita y padre confesor de Luis XIII de Francia, debería servir para aclarar que originalmente la Iglesia tenía integrada en su doctrina a la astrología con sus ángeles y los planetas. Todas las evidencias parecen indicar que los jesuitas en el siglo XVII tenían conocimiento de astrología y que relacionaban la influencia de los planetas y las esferas celestes con los ángeles de Dios, tal y como ocurre en la iglesia ortodoxa rusa en la que los planetas y sus esferas están igualmente relacionados con los ángeles.
En el cuadro ruso del Museo de Moscú, el que da origen a este trabajo, hay una representación de la casa de Dios semejante a la del jesuita Nicolás Causino, con la salvedad de que el cuadro ruso de la iglesia ortodoxa es muchísimo más rico en colores y detalles y muestra igualmente una clara relación entre los ángeles y los planetas y su situación y movimiento en las esferas celestes.
En todas las religiones se dice lo mismo, Dios nunca se comunica directamente con el ser humano, nunca lo hace de modo directo, sino que siempre lo hace a través de sus ángeles. Los ángeles son los intermediarios entre Dios y los humanos.
En la parte inferior de las esferas de los planetas, se dibujan de nuevo a los ángeles, pero en esta ocasión llevando en su mano un mensaje escrito en un papel alargado, significando de esa manera su función de llevar los mensajes de Dios a los humanos.
Y por último en la parte inferior del cuadro se observan varias escenas en las que los ángeles están interviniendo en la vida de los seres humanos.
Cada planeta tiene un ángel que lo representa con un nombre y unas características que lo identifican.
Los siete ángeles que representan a los planetas tienen nombre propio y adquieren el sobrenombre de arcángeles, los ángeles superiores, los de mayor rango. Pero eso forma parte de otro trabajo.
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