Viajando en el tiempo con el ciclo de Saturno y Plutón

[Tito Maciá]

Los astrólogos somos en cierta medida parecidos a los astronautas, pero en vez de viajar por el espacio, nos movemos por el tiempo.  Los astronautas usan costosas naves espaciales para realizar sus viajes mientras nosotros viajamos a coste cero usando las cartas del cielo de los ciclos en modo relojes, así de fácil y económico.

Vienen tiempo nuevos, eso está en boca de todos; viene un año nuevo, viene una década nueva, vienen ciclos nuevos de bastante importancia, uno de ellos, el primero de los ciclos importantes del 2020 es el que se forma con Saturno y Plutón que tiene un recorrido medio de 35 años.

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El nuevo ciclo que va a comenzar en 2020 tiene su punto de partida en el signo de Capricornio, el siguiente de 2054 ocurrirá en el signo de Piscis, saltándose la conjunción de Acuario.

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Cada ciclo es un viaje nuevo con los mismos conductores, en este caso Saturno y Plutón, pero con pasajeros distintos y paisajes y caminos diferentes. Son como capítulos de una obra interminable. ¿Qué nos traerá este nuevo viaje? Depende de dónde, al igual que los autobuses de línea no tienen “paradas” ni pasan por todas partes.   Sabemos que hay una ”parada de autobús” porque hay un cartel y un techado que así lo señala en un lugar. De igual manera los ciclos tienen “parada y fonda” preferencial en unos lugares del mundo y no otros.

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Vamos a viajar en el tiempo pasado y vamos a “subirnos” en uno de los ciclos de Saturno y Plutón, que tuvo parada y fonda en un lugar conocido y en un tiempo histórico al alcance de cualquiera.

El 6 de marzo de 1552 se inició un nuevo ciclo de Saturno y Plutón, ambos planetas formaron la conjunción sobre el Ascendente de México, señalando a este lugar de mundo como el sitio elegido para hacer su trabajo de “alfareros celestes”, para darle forma al país a su gusto. 

Es verdad que además de la conjunción, en la Casa I del ciclo en México, está el planeta Marte, que también debió intervenir el viaje para dar nueva forma al país en el formato que todos podemos imaginar. También estaba en la Casa I, el escenario que representa el cuerpo de las personas y su forma de ser, el planeta Mercurio en Piscis, modelando en México a los jóvenes a través de los frailes que llegaron entonces para cortar la atroz  matanza que se estaba realizando en ese país desde la llegada de los Dzules.

En 1556, los”mozos” del fraile Landa se encargaban de escribir sus tradiciones en el Chilam Balam de Chumatel, los hijos de los altos personajes mayas que fueron llevados al convento franciscano de Izamal y aprendieron a escribir en español y así recogieron buena parte de su historia, ellos fueron modelados y a su vez modeladores del cambio que hubo en ese tiempo en México.

El Sol en Piscis también se dejó notar en ese ciclo en formato los frailes que envió el rey de España para detener las matanzas que se desataron. Los frailes detuvieron la matanza y adiestraron a los jóvenes en una nueva lengua y una nueva religión.

Saturno y Plutón de conductores con Marte, Mercurio y el Sol de viajeros protagonistas y al mismo tiempo “alfareros celeste”, fue un viaje durísimo modelando a todo un pueblo, lo que más debió de doler es el modo en que actúa Marte, que siempre es cruel y martiriza para dar forma.  Desde el cielo se ven las cosas de otra manera.

Menudo viaje se metieron los mexicanos en este ciclo.

Después de ese viaje ya nada fue como era antes, ni la cultura, la religión, la lengua, la arquitectura.

La historia está escrita para quien quiera estudiarla, apasionante viaje tuvieron los mexicanos de esos años.

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¿Y el ciclo que comienza en 2020 como será?  Nada que ver con este viaje del siglo XVI, donde la conjunción de Saturno y Plutón que dan vida al ciclo están justo en el Mediocielo de México, un ángulo tan importante o más que el del Ascendente.

Por la configuración del ciclo, donde además de la conjunción de Saturno y Plutón, el Sol y Mercurio están en la Casa X, el escenario de la imagen que ofrece un país, da para pensar que cuando termine el ciclo allá por el 2054. La imagen de México podría ser irreconocible por su modernidad y dominio en las nuevas tecnologías, lo que va a suponer, igual que a los “mozos de Landa” que los jóvenes  van a tener que realizar un descomunal esfuerzo con el lenguaje y las nuevas tecnologías, un esfuerzo que se verá premiado por el éxito cuando lleguen los atacires