Tito Macia

Astrología una manera distinta de percibir la realidad

Isaac Newton predijo que el mundo se acabaría en el año 2060



Hace algunos 250 años, el científico más influyente de todos los tiempos Sir Isaac Newton predijo que el mundo tal como lo conocemos se acabaría en el año 2060.

Llegó a esta conclusión luego de hacer un análisis astrológico y matemático del libro del Apocalipsis en la Biblia. El documento donde Newton reveló su predicción se encuentra en la Biblioteca Nacional de Jerusalén.

Parecería inconcebible que el hombre que descubrió las leyes fundamentales del universo, haya sido uno de los más importantes entusiasta de astrología que haya tenido el mundo occidental, especialmente si tenemos en cuenta el prejuicio observable hacia esta ciencia (en parte justificado por el enfoque trivial que le han dado algunos de sus supuestos practicantes).

En el prólogo de una obra monumental escrita por el académico Peter Watson, y que tiene el título de “Ideas, Historia Intelectual de la Humanidad”, el autor menciona que “... lo más sorprendente de todo sea, que los estudios más recientes sugieren que los descubrimientos científicos de Newton, que cambiaron al mundo, podrían no haber sido realizados nunca, de no ser por sus investigaciones alquímicas” (o astrológicas).

La alquimia no es otra cosa que una “astrología terrestre”, como se le conoció por muchos sabios alquimistas. La razón detrás de esto es que la alquimia establecía un sistema de “correspondencias”, entre las influencias sutiles e invisibles planetarias con los elementos concretos de la naturaleza. De esta manera, al entender el impacto sicológico que ejercían los planetas en la mente y los acontecimientos humanos, se intentaba establecer la misma influencia en los metales, a través de una compleja y secreta manipulación de los mismos. Al final se alcanzaría la transformación en oro o el “ennoblecimiento” tanto del material en cuestión, como la personalidad del alquimista o astrólogo.

Para la época que Newton vivió, la astrología era la más venerada de las ciencias. Todas las universidades importantes de Europa enseñaban esta disciplina, entre ellas Cambridge, donde Newton la estudió. Incluso, la más respetada de las instituciones científicas, la Royal Society, fue establecida por astrólogos y alquimistas científicos. La astrología se consideraba una forma de conocimiento que sintetizaba la unidad de todo lo que existe, desde la vida de las plantas hasta la comprensión de las verdades últimas de lo real, y la interpretación del destino de los seres vivos.

En síntesis, la astrología es el origen de la ciencia misma. Desde la astronomía, la calculación del tiempo, las matemáticas, medicina, bótanica, minerología, química, alquimia, psicología, entre otras disciplinas.

El pensamiento astrológico estuvo detrás de la hipótesis heliocéntrica de Copérnico, de las leyes del movimiento planetario de Johannes Kepler, así como de el descubrimiento de la circulación de la sangre hecha por William Harvey. Por lo que no debería sorprender que Isaac Newton utilizara las observaciones astrológicas como fundamento para sus más importantes descubrimientos, expuestos en la obra “Principios matemáticos de filosofía natural”.

En la biografía que James Gleick escribió sobre Newton, relata cómo el joven científico aprendió de manera autodidacta la trigonometría y otras matemáticas avanzadas, al estudiar libros de astrología.

Esto vincula el desarrollo del “cálculo infinitesimal”, descubierto por él, con el estudio astrológico. Por otra parte, la teoría de la “fuerza de gravedad universal”, fue el resultado de la observación de una energía “invisible” que mantenía a los planetas (que eran estudiados con propósitos astrológicos) dentro de unas órbitas específicas. Por lo que utilizando el método de las “correspondencias”, de la alquimia y la astrología, Newton pudo intuir que la misma fuerza que mantenía a los planetas en sus órbitas, debería ser la misma que gobernaría los acontecimientos de nuestro planeta, y de las estrellas lejanas (como es arriba es abajo).

El descubrimiento de los colores del arco iris en la luz solar, por parte de Newton, fue la consecuencia natural, de la asociación que hacía la astrología, de cada planeta con un color. De esta forma, si estos cuerpos celestes ejercían tan poderosa influencia en los asuntos terrestres, su energía tendría que estar siendo transmitida a través de la luz del Sol. Por tanto la luz tendría que estar compuesta de los colores vinculados a los planetas.

Lamentablemente se interpretó a Isaac Newton como un frío matemático que veía el mundo y el universo funcionando en una forma mecánica. Un factor que contribuyó a esta imagen equivocada del científico, fue el hecho de que una parte considerable de su obra, que no versaba sobre temas puramente matemáticos, fuese olvidada por la posteridad. Además, el mismo Newton fue muy reservado con las conclusiones y descubrimientos hechos con la alquimia y la astrología.

Finalmente la tradición astrológica que desde el Renacimiento formó parte del discurso científico, fue lentamente marginada del desarrollo académico en las universidades. Las razones fueron varias, entre ellas esta la perspectiva matemático-mecanicista, que criticaba el conocimiento cualitativo que no pudiera ser demostrable mediante explicación empírica. Deplorablemente muchos detractores de la astrología ni siquiera se han molestado en estudiarla con detenimiento. Tal como sucedió con el astrónomo Edmund Halley, quien solía desprestigiar la astrología, hasta que Sir Isaac Newton le dijo “Yo, señor, he estudiado el tema (astrología), y usted no”.

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