Del rojo al dorado, del comunismo al consumismo, ese ha sido el cambio de Moscú

[Tito Maciá]

Dorado, amarillo dorado y blanco con un punto de verde laguna, esos son los colores que va tomando Moscú, esos colores han cubierto el Klemlin y toda la Plaza Roja, que ya no es roja, ahora debería llamarse la plaza dorada y blanca con un toque de verde laguna.

Esos colores dorados y blancos con un punto de verde laguna se han ido expandiento por toda la megaciudad cubriendo muchas casas renovadas, muchos edificios remozados, hasta llegar a las ropas y los calzados de las moscovitas.

Nunca he visto a tanta mujer vistiendo con camisas, faldas, pantalones, chaquetas y calzado de color dorado, pero no un dorado chillón, sino un dorado claro, un dorado que contiene blanco y que es muy luminoso como la piel blanca y pelo rubio de este biotipo dominante de mujer. La moscovita, moscovita es rubia plantino y desprende ese mismo color dorado, amarillo dorado y blanco con verde laguna.

Tres étnias claramente distintas. Ahora ya no es correcto decir razas, se dice etnias, no acabo de enteder porque, pero los nuevos antropólogos, que casi siempre son radicales de izquierda, han decidido que las razas ya no son razas, que son etnias, se acabó eso de razas, que eso puede tener un contenido de racismo, las razas son cosas de perros y de gatos, pero no de personas, ahora son étnias.

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Aquí en Moscú hay tres étnias claramente distintas que se percibe más bonito visto sobre la mujeres; la rubía, la moscovita dorada y rubia con un punto de verde laguna, la caucásica, que representa a la mujer islámica y se ven muchas con el velo puesto cubriendo las raíces del cabello y las orejas, aunqne no todas, ni mucho menos y la tercera etnia la forman las orientales de ojos rasgados. Las tres étnias son muy diferentes y distinguen con claridad.

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En mi viaje de año 98, durante la noche, la semioscuridad de la lúgubre luz de las viejas farolas moscovitas me impresionaron mucho, Moscú de noche era verdaderamente tenebrosa, espectacular, inolvidable. Recuerdo una noche que tuve que atravesar la Plaza Roja pasadas las dos de la madrugada, para llegar al hotel Rossija, uno de los hoteles más grandes de Europa que ahora están derribando, que me encontré una neblina calmada cubriendo la plaza semiiluminda y tuve la sensación de que estaban filmando una película de espías, de lo oscuro que estaba todo.

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En viajes posteriores Moscú nocturno se fue iluminando, primero aparecieron los carteles de metacrilato, con sus pantallas blancas de plástico y las letras pegadas encima. Eran carteles baratos, propios de los negocios de capital de provincia en calle de segunda. Ahora todo está cambiando, ha llegado el neón a Moscú. En la avenida de la Paz, que antes estaba ligeramente iluminada con farolas y algunos carteles de metacrilato, actualmente ha sido invadida por el neón, tubos de colores luminosos de colores vivos, rojos, anaranjados, azules, verdes y amarillos formando los más variados diseños. Llamativos carteles de neón que anuncian sobre todo hoteles, restaurantes y bancos. .

Restaurantes que hace nueve años no existían, bancos que hace sólo un par de años no estaban, hoteles que hace poco tiempo eran impensables. Coches de lujo, hoteles nuevos, restaurantes de comer, casas de gula, Bancos y negocios de recreo para los hombres que vienen ha hacer negocios.

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Se acabó el comunismo, ahora llega el consumismo.