Tito Macia

Astrología una manera distinta de percibir la realidad

Las duodenarias de la Luna y la alimentación.


Del cielo nos vienen los "paquetes integrados de datos en radiofrecuencia cuántica diferencial" y de la Tierra procede todo lo demás, el equilibrio entre ambas biofuerzas es la salud, mientras que el desequilibrio nos lleva a la enfermedad y la decrepitud.

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La fuerzas celestes, o las influencias astrológicas actúan desde un plano inmaterial que influye sobre las inclinaciones, las preferencias, los gustos, las tendencias y en especial, tal como muestra el trabajo de Vladimir, las tendencias a alimentarnos de un cierto tipo de alimentos lo que unido al desarrollo de un temperamento, también de origen sideral puede permitirnos conocer los desajustes o los desequilibrios causados por el exceso o la carencia de determinados tipos de alimentos.

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Nuestro trabajo no intenta interferir en el trabajo de los médicos, ellos operan con los enfermos, con aquellos en quienes el desequilibrio ya alcanzado niveles suficientemente “bajos” como para manifestarse en el desorden de los órganos.

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Tampoco debemos interferir en las situaciones donde existan desordenes glandulares, por hipo o hipertrofia, para eso están los endocrinólogos.

Sin embargo nuestro trabajo puede resultar de inestimable ayuda para facilitar el equilibrio necesario y la recuperación completa del enfermo.

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De la tierra procede todo lo que alimenta y da soporte a nuestra vida bioeléctrica. El calor, el aire, el agua y los alimentos, son los cuatro elementos fundamentales que dan soporte a nuestra vida orgánica.

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La falta de calor causa la muerte por hipotermia, este es uno de los factores graves cuando hay un naufragio en aguas frías como ocurrió con el Titanic.

Sin calor no hay vida, sin fuego no hubiera sobrevivido la especie humana los tiempos de glaciación.

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El exceso o la falta de calor es factor de desequilibrio que puede afectar a la salud, para solventar este desequilibrio, la especie humana se ha ido dotando de ropa, vivienda, climatización y especialmente de una alimentación adecuada. No come los mismo un europeo del norte que un europeo mediterráneo, cada uno se nutre en función de las necesidades climáticas.

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De una manera u otra procuramos mantener nuestro cuerpo dentro de una banda de temperaturas. Hay personas cuyo organismo responde mejor por debajo de los 20 grados ambientales y hay otros en quienes su cuerpo y su mente está más despierta y más activa, por encima de esa temperatura. Cada uno tiene una temperatura ambiental propia acorde con su organismo y cada uno sabe como lograr esta temperatura.

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En un organismo desequilibrado, un cambio brusco de temperatura, de calor a frío, puede provocar una congestión pulmonar, un corte de digestión o un buen resfriado, mientras que un cambio hacia arriba puede provocar igualmente congestiones y hasta pérdida de sentido. Sin embargo un ser humano sano puede bajar bruscamente de temperatura, como algunos rusos y nórdicos que salen del sauna o los chamanes cuando hacen inipis y se lanzan dentro de un lago helado. .

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¿Porqué unos pueden soportar esos cambios y otros, con un mínimo cambio de ambiente pueden enfermar?

Está claro que la naturaleza humana tiene un amplio abanico de respuestas ante los cambios ambientales, sociales, familiares, afectivos, laborales o emocionales y que cada cambio significa una crisis que al mismo tiempo la podemos relacionar con una sincronicidad astrológica, desde un simple cambio de estación del año, hasta un tránsito por el lugar donde se hallaba la Luna en el momento de nacimiento de una persona, donde un tránsito de Júpiter se aprecia, entre otras cosas, con un cambio en el apetito, un cambio a más apetito, pero si el tránsito es de Saturno se aprecia un cambio en el apetito contrario, un cambio a menos apetito, por eso los tránsitos de Júpiter por la Luna suelen coincidir con épocas de aumento del peso corporal y los tránsitos de Saturno por la Luna, al revés.

El alimento procede de la tierra, pero el apetito procede del cielo.

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Las crisis pueden proceder de la tierra o del cielo. Crísis o cambios causados por las influencias celestes son las que estudiamos desde la astrología.

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El primer alimento lo recibimos de la madre, quién está relacionada con la Luna. En astrología la Luna representa a la madre. La Luna, cómo la madre, es análoga a la leche, los alimentos, el comer, el hogar y la cocina......." la cocina, cómo sitio de los acontecimientos, representa lo inconsciente" -Jung-. La Luna queda asociada con lo inconsciente, en contrapartida con la mente consciente, que está asociada al Sol.

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De la madre adquirimos los primeros hábitos alimenticios, primero la leche y después lo que cada madre tiene a mano y considera que debe darnos de comer con la inestimable ayuda de su propia madre, nuestra abuela.

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La influencia de la Luna no es un influjo magnético ni fuerza fisica alguna, la Luna influye condicionando los patrones de conducta de las personas que hacen de madre, de abuela o de cuidador en la primera edad hasta los 4 años. Es en esos años cuando se adquieren los primeros habitos en la alimentación que condicionaran nuestro gusto y nuestra inclinación a comer tal o cual tipo de alimentos el resto de nuestra vida.

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Desde la atalaya que nos propicia la Astrología podemos ser observadores privilegiados de la tendencias o inclinaciones que llevan a cada persona a elegir reiteradamente un tipo de alimentos.......

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